quarta-feira, 1 de janeiro de 2014

EL REGRESO

Por Yolanda Cañizares Martínez (Havana, Cuba)


La nave surcaba silenciosamente el infinito. Dentro, los cosmonautas sentían una mezcla de alegría y nostalgia. Ahora volvían a sus hogares en la Tierra. Estaban orgullosos de lo que habían realizado en el espacio sideral.
La misión ya terminada, cuya encomienda la había realizado el Programa de Investigación de Objetos Cercanos a la Tierra (PIOCT), había llegado varios años antes a la estación espacial mediante un mensaje satelital que decía así: Se ha detectado por una macrocomputadora cuántica que el asteroide 2060 Chiron, de 180 Km de diámetro, cuya órbita original no amenazaba a la Tierra, producto de un impacto cósmico, ahora se acerca a nuestra órbita planetaria. La nave espacial Zeus EN-12 debe dirigirse hacia el cuadrante CK205 de nuestra galaxia para impedir la colisión de Chiron con el planeta. El regreso de Zeus a la Tierra estará condicionado por la finalización de la misión.
Comprendieron todos enseguida la importancia de la tarea a realizar y lo alejado que sería el regreso a sus hogares, pero como siempre, estaban dispuestos a cumplir con el deber y de inmediato le dieron comienzo, la trascendencia de la misma los impelía a hacerlo.
Ahora ya desviado el asteroide, regresaban. La añoranza de la familia los invadía a todos. Sabían que vivirían momentos de gran alegría junto a los suyos y de orgullo por lo que habían realizado.

Luego de romper las barreras dimensionales, la nave apareció en los límites del Sistema Solar y todos, dentro de ella, quedaron anonadados, porque una onda satelital cortaba el silencio cósmico con un video-mensaje de la Agencia Interespacial que así decía: Comunicamos a todos los habitantes de nuestro Sistema Solar que acaba de desaparecer, por su prolongada y progresiva autodestrucción, el planeta Tierra- año 3190 Calendario Terrestre.

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